Se necesita mucha empatía para retratar a otra persona. ¿Cómo es posible que no? Después de todo, somos humanos, todos somos iguales. Exactamente lo mismo. Todo el mundo tiene belleza por dentro, ya sea en la sonrisa, en un gesto o incluso en una mirada. Y las miradas pueden ser tan poderosas, tan poderosas como la empatía.
El fotógrafo documental Steve McCurry es sin duda uno de los fotógrafos más importantes e icónicos de nuestro tiempo. Lo que lo hace especial es la empatía que fluye de sus lentes hacia el ojo lloroso del espectador, que luego no puede despreocuparse de la maravillosa tristeza o la dolorosa dicha de los colores. Texturas que ahora están impresas en nuestra mente. El inconsciente colectivo se ve rodeado por la exuberancia de cada fotografía. Agente de denuncia de los horrores de la guerra, Steve McCurry trae paz a su audiencia. ¿Cuál es la diferencia entre lo que es real y lo que se ve, y sólo lo conocen sus ojos? Esa misma imagen, esos mismos ojos verdes con el mantón rojo, esa imagen se inserta en el subconsciente de muchas personas. Todos conocemos a esa chica, la hemos visto a través de sus ojos. Pero él, oh, él es el único que conoce su mirada. ¿Cómo no pierde la conexión con los sujetos de su vista? ¿Cómo no llora?
Un buen fotógrafo de retratos necesita más que una buena iluminación y habilidades favorables, necesita la capacidad de conectarse con la persona que está al otro lado de su investigación. Necesita sentir los sentimientos de la persona. Necesita saber. El poder de la fotografía es mayor que el aspecto documental de la misma, ya que cambia nuestros sentimientos internos hacia la realidad y provoca sutiles oleadas de aproximación. Los fotógrafos pueden ver que todos realmente lo somos. Después de todo, somos humanos, todos somos iguales. Exactamente lo mismo.
La conexión entre nosotros es extraña pero hermosa y necesaria. La relación entre los seres que respiran es la clave de la delicadeza de la conciencia humana. La empatía nos hace mejores humanos, nos hace creer en el amor y la compasión. Y la empatía es el poder absoluto.